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La (i)lógica del "Pero tú no lo usarías".


Me encontraba revisando Instagram, cuando me encuentro con una colega que trabaja en España quien tenía una publicación con su opinión en contra de ciertas herramientas en la educación canina (Slip leads, ecollar y prong collars). Como es característico de estas publicaciones, una avalancha de fanáticos aplauden la publicación y comentan ignorantemente sobre la maldición de las herramientas de tortura descritas en la publicación.


Sin embargo, un comentario me llamó la atención, una persona describía su experiencia en donde, usando un prong collar educó a su perro y no observó ese maltrato o daño que opinaba la colega que causaban, finalizando con la descripción de lo contenta que estaba con el resultado. Una respuesta a esta persona rezaba unicamente lo siguiente


"quizás el collar lo necesites tú..."


Leer dicho comentario, claramente emitido desde el odio y la ignorancia, me llevó a recordar uno de los tantos episodios de It's Me or the Dog de Victoria Stilwell en donde señala a estas herramientas como dañinas y bien, invita al dueño a probarlas sobre su cuello o menciona que no es algo que le pondríamos a nuestros hijos para educarlos. Razonamiento falaz (falsa analogía) que lamentablemente lleva a muchos a asentir con la cabeza y pensar es verdad, yo no me pondría esto.


Sin embargo, tomemos unos minutos para analizar dicha argumentación, la cual parte de la premisa de que la experiencia subjetiva de incomodidad/malestar/dolor es igual para perros y humanos y que se podría comparar la educación de un perro con la educación de un niño. No obstante, a pesar de ignorar que somos especies distintas, se cae en la lógica:


"Si Humano no usaría X, entonces Perro no usaría X".


Nuestra X como objeto o experiencia nos lleva a crear algunos argumentos que parecieran tener sentido, pero al hacer el ejercicio de sustituir X por otros objetos o experiencias del mundo canino es más fácil darse cuenta de la grave falla argumentativa de estos planeamientos.


Empecemos haciendo de X algunos objetos:


"Si tú no te pondrías un prong collar al cuello, entonces no conviene poner un prong collar al perro".


"Si tú no usarías un e-collar con tu hijo, entonces no está bien usar un e-collar con tu perro".


Hasta allí asentimos con la mirada vacía y esa leve sonrisa que genera la ausencia de ideas en la mente. Sin embargo, sigamos:


"Tu no comerías el mismo alimento procesado toda tu vida, entonces no conviene darle pellet/croquetas/pienso a tu perro diariamente".


Aquí ya empezamos a dejar de asentir automáticamente y empezamos a cuestionar, ¿Será que sí? ¿Tendríamos que variar la comida del perro? Y nos encontraremos ya con francas diferencias entre "expertos" en el área, algunos recomendando comida secas otros promoviendo alimentación natural. Ya no es tan obvio el seguimiento del argumento.


Avancemos un poco más.


"Tu no te pondrías un arnés para salir a la calle, ¿por qué ponerle un arnés al perro para salir a la calle?"


"A ti seguro no te gustaría caminar amarrado a alguien, por lo tanto ¿por qué hacer pasar a los perros por esa frustrante experiencia?"


Tu no te bañarías una vez al mes, tu perro tampoco debería bañarse tan infrecuente".


Y aquí ya se cae la argumentación, recién allí muchos entenderán que la lógica no aplica porque son especies diferentes, la frecuencia de baño del humano y del perro es distinta, la forma de pasear en calle es diferente, los accesorios para la caminata no son iguales para ambas especies. Hemos seguido fielmente la argumentación falaz de la falsa analogía, para darnos cuenta que, como argumentación, no tiene validez. No obstante, vamos un poco más allá y sustituyamos la X por experiencias.


"A ti no te gustaría te eduquen bajo estrés y con consecuencias negativas, pues a tu perro tampoco".


Vemos asentir cabezas y sonreír como harían los hijos del matrimonio Mazzini-Ferraz del cuento de Horacio Quiroga.


"Tu no vivirías en el patio de tu casa, tu perro tampoco tiene que hacerlo".


Vuelven a aparecer las grietas de la falsa analogía, algunos dirán que es cierto, el perro merece estar dentro de casa de forma digna, otros dirán que esta bien esté en el patio porque es un perro.


"Tu no castrarías a tu hijo, ¿por qué vas a castrar a un perro?".


"Como humano estoy seguro que no te gustaría estar encerrado en una jaula para dormir, por lo tanto, no permitas se use el kennel con tu perro".


Y aquí finalmente cae de nuevo la argumentación porque caemos en cuenta que somos especies distintas, que los humanos no se castran como se hacen a los perros para el control de la población, que el uso de la jaula de transporte o kennel no aplica a los humanos porque son una especie diferente.


Dejemos de lado las falsas analogías para intentar convencer a otros que compartan nuestro punto de vista y empecemos a construir una argumentación sólida que permita una discusión de altura en la Educación Canina.

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