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La cultura de la cancelación y su impacto en la educación canina


Introducción


La cultura de la cancelación queda entendida para varios autores como una reacción excesiva ante hechos menores o que se pueden manejar de otras maneras. Asimismo, se le ha definido como un juicio apresurado ante acciones o situaciones que no son tan sencillas de resolver (Varas, 2021).


Se puede observar claramente esta “cultura” en las redes sociales como Instagram, Twitter y Facebook, en donde una persona o grupo de personas sancionan y condenan a otros, bajo la noción que el otro hace algo malo que atenta contra la ideología de quien sanciona, muchas veces disfrazado de buenas intenciones. Quien sanciona se coloca en un nivel moral, ético y formativo superior, denunciando los actos del otro e invitando a sus seguidores a “cancelarlos” y, al momento de denunciar, queda automáticamente exento de aquello que denuncia. Esta práctica, es considerada una condena pública, que va directamente en contra los valores que la ilustración le entregó a la humanidad.


La ilustración, como corriente de pensamiento, reflejó la confianza en que, tras siglos de barbarie, había comenzado una era ilustrada, que pondría fin a la ignorancia y al fanatismo. Tres grandes representantes de este movimiento podríamos rescatar para ejemplificar la corriente de pensamiento:


Montesquieu, quien criticó con severidad el despotismo francés, en la cual los monarcas, con el poder absoluto, consideraban que la función de los intelectuales es educar a los ciudadanos para que compartieran el punto de vista de los monarcas y evitar disensos.


Voltaire, quien continuó con las ideas de Locke (uno de los padres del empirismo inglés), criticó igualmente al absolutismo de la época.


Rousseau, con su teoría de la educación propuesta en “Emilio” en 1762, en donde señaló que la educación tradicional oprime y destruye la orientación del ser humano. Convirtiéndolo en un ser que memoriza y repite de forma artificial sin la capacidad de generar por sí mismo un conocimiento crítico.


En conclusión, este “castigo público” en redes sociales, no tiene razón de ser en una sociedad culta (Varas, 2021). Barack Obama en 2019 ya mencionaba que se crea cierto sentido de que la forma de hacer cambios es ser lo más juicioso posible acerca de otros, si publicamos sobre otros que han hecho algo que consideramos incorrecto ya nos podemos sentir orgullosos de nosotros mismos diciéndonos “¿Viste lo consciente y despierto que soy? pude señalar a otro”. Si solo lo que se hace es lanzarle piedras a otro, no se va a llegar muy lejos.


¿Cómo se ve la cancelación en educación canina?


Aquellos involucrados no admitirán su responsabilidad y negarán los aspectos aquí mencionados y ¿por qué no?, contra-argumentarán en sus redes a pesar de disponer aquí del espacio para la discusión en los comentarios del blog.


Imaginaremos encontrarnos revisando nuestras redes sociales, deslizando hacia arriba, consumiendo las imágenes y textos que la red ha elegido para nosotros en función de nuestros intereses, entregando me gusta, comentarios y seguimientos, cuando de pronto, nos topamos con una publicación con la siguiente estructura:


  • Una imagen o un video sin el correcto contexto en donde se ve a un educador canino hacer algo “malo”.


  • Un texto debajo de la imagen en que se hace uno o más de lo siguientes:

    • Apelar a la emoción humana a través de la empatía para “sentir lo que el perro siente” y el uso en demasía de emoticones en el texto.

    • Señalar la falta de formación o actualización de quien es señalado.

    • Citar países que han prohibido ciertas técnicas/herramientas en la educación canina sin la adecuada comprensión del motivo de las regulaciones.

    • Citar estudios cuasi-experimentales sugiriendo una relación de causalidad uno a uno, no existente.

    • Invitar a la cancelación del señalado o la intervención de instancias gubernamentales para dicha cancelación.


  • Una seguidilla de comentarios que avalan o soportan la publicación, replicando el mensaje a cancelar lo señalado. Como una turba de campesinos con antorchas y azadones en busca de tomar la justicia por sus manos, desconociendo el Estado de Derecho.


No obstante, quisiera subrayar que está claro que hay que denunciar el maltrato animal.


El marco legal de muchos países permite hacer denuncias formales a instituciones especializadas en ello. Si nos topamos con una situación real de abuso y maltrato animal, es nuestro deber como ciudadanos responsables denunciar.


Con el ejemplo de la red social, me refiero al señalamiento que se hace en el mundo de la educación canina cuando otro educador no comulga con la misma filosofía de educación que uno.


El impacto de la cancelación en educación canina


Para entender el impacto que este discurso genera en la educación canina, primero conviene explorar las posibles causas que motivan a los actores a entrar en la dinámica de cancelación.


Lo que en primer lugar lo que puede verse como una idea construida bajo la mejor de las intenciones para los dueños y los perros, no suele responder a eso. Asimismo:


No responde a un hecho científico: porque la evidencia científica sigue siendo inconclusa y la academia prohíbe un diseño experimental que pueda arrojar verdadera luz sobre ciertos fenómenos de la educación canina.


No responde a un hecho legal: porque de categorizarse como maltrato animal deberían estar realizando las denuncias de forma responsable ante las instituciones pertinentes en vez de estar llamando al linchamiento público.


No responde a la consideración del bienestar animal: porque plantean llegar a niveles de cero estrés, incomodidad o malestar que son irreales e inexistentes en la naturaleza.

El señalamiento bien podría responder a:


Una estrategia de mercado: señalar a la competencia como inhumana y maltratadora inclina la balanza de futuros clientes hacia ellos. No obstante, ganar a través de desvalorizar al otro es, al menos, deshonroso en la actualidad.


Hacer comunidad: el ataque a un enemigo en común permite conseguir con facilidad aliados que compartan el mismo mundo de vista, mitigando los efectos negativos del trabajo en solitario y ganar mayor visibilidad en el mercado, sin embargo produce una sectarización del gremio.


En cambio, muchas ocasiones este comportamiento responde a un señalamiento moral, entendiendo la moral como el conjunto de costumbres y normas que se consideran buenas para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas. Es un señalamiento de aquello que para ellos no es correcto o bueno porque no comulga con su filosofía educativa.


Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado por el Doctor Jonathan Haidt, psicólogo social, centrado en la investigación de psicología de la moral, quien plantea que el principio básico de la moralidad es: "La moralidad nos ata y ciega. Nos ata en grupos que circulan unos valores sagrados al costo de hacernos ciegos a la realidad objetiva" (Haidt, 2013).


Haidt plantea que el circular alrededor de reducidos valores compartidos crea un electroimán moral, el cual termina distorsionando groseramente la realidad y separándola de modo que ahora veremos todo bajo el discurso de buenos versus malos.



El discurso de “nosotros versus ellos” fragmenta a la comunidad de educadores caninos, entorpeciendo la posibilidad de generar un diálogo constructivo que beneficie al gremio. Se crean sectas ideológicas que ocupan energía, tiempo y esfuerzo para atacarse entre sí, sin lograr ningún resultado. Promoviendo un discurso que asegura poseer la verdad y que aquellos que no comulguen con él no merecen ser dignos de ser llamados educadores caninos.


Dicho tiempo y esfuerzo podría concentrarse en pro de la generación de nuevo conocimiento en el área o en la construcción de puentes de diálogo que permita aproximarse a un gremio integrado.


Afortunadamente ya encontramos instancias donde la integración del gremio es una pieza importante, asociaciones como la International Association of Canine Professionals, grupos como Consider The Dog o centros de investigación como el Canine-Human Relationship Institute, los cuales compilan experiencias que ojalá logren replicarse en latinoamérica también.


Referencias


Varas, E. (2021) “Cultura de la cancelación”: qué significa y cómo entenderla. Primicias.ec:


A Letter on Justice and Open Debate (2020) Harper's Magazine

Ligaya Mishan (2020) The Long and Tortured History of Cancel Culture. The New York Times Magazine.





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