Este trapecio isósceles ilustra los 4 vértices profesionales que todo aquel que se aventure dentro del mundo de la Educación Canina tendría desarrollar.
Explicaré uno por uno y haré especial desarrollo en el Control de la Práctica por ser una figura poco frecuente entre educadores caninos y que me gustaría pudiera institucionalizarse como práctica recurrente entre profesionales.
Formación: se refiere a la adquisición del conocimiento teórico sobre la Educación Canina, debe contemplar no sólo psicología del aprendizaje animal, biología, veterinaria y etología canina, sino también incluir contenidos de antropología, psicología humana, sociología, antrozoología, filosofía, ética, metodología de la investigación y lógica. La formación del profesional debería contemplar una base sólida sobre los cuatro pilares esenciales (aprendizaje animal, biología, veterinaria y etología) en un programa que le permita al estudiante desarrollar a profundidad los contenidos, privilegiando el aprendizaje significativo a través del pensamiento crítico y no solo el uso de la memoria. Esto configuraría un curso básico o inicial para aquellos que deseen formarse en el área. Después de este programa inicial se podrían tomar programas electivos en función del área donde desea especializarse el profesional. Aquí debemos entender que el contenido generado en Educación Canina es elevado y no cesan de aparecer nuevas visiones, metodologías, técnicas y otros relativos al área, es por esto que el Educador Canino debe asumir la posición del "eterno estudiante" y encontrarse gran parte del tiempo en programas de formación. No importa se tengan 2, 10, 15 o 20 años de experiencia en el área, deberíamos encontrarnos siempre estudiando.
Práctica interna: hace referencia a lo que hacemos con nuestros propios perros, al convivir con ellos tenemos el tiempo para practicar lo aprendido y enseñar a nuestros propios perros. Considero que la tarjeta de presentación de un Educador Canino es su propio perro, el cual debería ejemplificar altos estándares de trabajo en el área que se haya formado el Educador, es decir, esperaríamos que el perro de alguien especializado en trucos haga varios trucos de buen nivel, quien se especializa en hábitos higiénicos no debería tener un perro en casa que haga las necesidades por doquier y así con las demás áreas de trabajo. Bien es cierto que podría existir educadores caninos que por alguna razón en particular no tenga perro en un momento dado, pero considero debería ser algo temporal y que más temprano que tarde tenga un perro que sea su tarjeta de presentación.
Práctica externa: hace referencia al trabajo con clientes, no existe educador canino si no hay clientes que esté atendiendo bien sea directa o indirectamente. Es en la experiencia de campo en donde el educador pone en juego toda su formación y se enfrenta a la realidad de forma recurrente. Es un vértice esencial de la profesión.
Control de la práctica: este vértice es una transferencia que hago de mi formación en psicoanálisis al mundo canino. Consiste en preparar reuniones recurrentes con un profesional de mayor formación y experticia y presentar casos. Bajo la metodología de presentación de casos clínicos el educador expone sus dificultades o inquietudes ante otro, quien tras el debido análisis realizará indicaciones al educador en materia de formación, práctica interna y práctica externa. No es una instancia únicamente para recibir tips o recomendaciones puntuales sobre lo que debe hacer en el caso, si bien existen, el foco está en potenciar el crecimiento profesional a través de remitir a instancias de formación como ver un seminario, taller, video en particular o leer un libro por ejemplo. Asimismo, se podrían realizar recomendaciones puntuales para trabajar con nuestros perros, de modo de depurar la técnica de cara al cliente. Consiste, finalmente, es una instancia de formación que se apalanca del camino recorrido por alguien de mayor experiencia. Siguiendo las palabras de Jacques-Alain Miller en una intervención realizada en París en el 2018, el control, no sería una práctica obligatoria y esto es un punto totalmente decisivo: el control, es un control deseado. Aún si es alentado o promovido por un grupo de colegas o una asociación, el que sea voluntario marca una seria diferencia. Marcará al educador humilde, capaz de exponerse al juicio del otro con el objetivo de seguir aprendiendo.
Sin duda, falta un camino largo para convertir la Educación Canina en una profesión seria como podría ser la Psicología o la Medicina, sin embargo, si los educadores caninos remamos en esa dirección como equipo, a un ritmo firme, estable y consistente, podríamos construir maravillas en el área.
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