Las redes sociales han brindado una vitrina, incomparable con cualquier otro medio de comunicación, para que las personas expresen sus intereses, visión de mundo, opiniones y muchas otras cosas.
Sin embargo, en palabras del tío Ben hace 19 años, citando un discurso de 1945 de Franklin Roosevelt: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".
Como educadores caninos, cuando generamos y publicamos contenido en las redes sociales, tenemos que pensar en el impacto que tendrá dicho contenido las personas que nos siguen. Pocos son los que publican contenido con una verdadera ignorancia del impacto que tiene. Para publicar en IG por lo general:
Nos planteamos una idea de lo que queremos publicar. Pensamos en el contenido.
Diseñamos una imagen a ser publicada, abrimos Canva (u otro programa de edición de imágenes) y trabajamos por varios minutos la gráfica.
Escribimos el contenido, lo revisamos un par de veces para detectar cualquier error ortográfico o falta de coherencia entre las ideas.
Lo subimos a una plataforma de agendamiento de publicaciones o lo subimos directamente en nuestra red social.
Por lo que el proceso de publicación de contenido rara vez es impulsivo, hay varias instancias en donde podemos evaluar el impacto que esto tendría en nuestros lectores.
Es allí donde, con la motivación de impulsar una ideología, polarizar a la población o posicionar contenido indignante que garantice interacciones (me gusta, compartir, seguir o comentar), el educador construye una matriz de opinión.
Una opinión es una visión o juicio formado sobre algo, no necesariamente basado en hechos o conocimientos. Una matriz de opinión responde a un bombardeo constante a través de los medios de comunicación que busca producir una reacción rápida y apasionada en la audiencia. Sabemos que una mentira repetida muchas veces puede convertirse en verdad. Y para posicionar ideologías, es la mejor estrategia.
Construir una matriz de opinión en el público pasa por varias fases:
El experto, conocedor, influencer o celebridad da a conocer su opinión.
La opinión pasa a pertenecer a la mayoría, quienes repiten el mensaje del primero de forma automática y poco reflexiva.
Se empiezan a generar controversias con quien opine diferente.
Se identifican grupos, los fieles seguidores del primero, quienes comparten la opinión, y aquellos que se encuentran por fuera.
Estos grupos de polarizan.
Cuando algún usuario con capacidad reflexiva y crítica señala el contenido inicial, el educador responde "es mi humilde opinión".
Bien es cierto que cada quien tiene derecho a manifestar su opinión, no obstante, al ser profesionales con redes sociales y usuarios que consumen nuestro contenido, hay que ser responsables con el impacto de nuestras opiniones en otros.
Decir "es mi opinión" no nos hace exentos de la responsabilidad asociada. Nos hace irresponsables con respecto al contenido publicado.
¿Cómo vemos esto en educación canina?
Te invito nuevamente a abrir Instagram, buscar a tu educador favorito y busca una publicación sobre la adopción versus la compra, herramientas aversivas como collares deslizantes o electrónicos, longitud de la correa para paseos, uso de collar versus arnés, y otros temas similares.
Pongamos por ejemplo: correa corta versus correa larga en el paseo y que el educador apoya la correa larga (punto 1 de nuestra matriz de opinión).
Encontrarás gran cantidad de comentarios vitoreando la opinión de correa larga (2). Encontrarás también, en mucha menor medida, alguien que escriba y opine diferente, digamos, a favor de la correa corta (3), seguido de respuestas de los que apoyan la correa larga que van escalando en la magnitud de la agresión con la que escriben (4).
Es posible que una segunda persona se una a los comentarios a apoyar su opinión a favor de la correa corta, generando más reacciones del grupo de los correa larga (5).
Ante la polarización y la discusión en los comentarios, interviene el educador, respondiendo a uno de los proponentes de la correa corta, que él sólo había publicado "su opinión" sobre las correas (6). Dando así por atendido el problema.
Esta falsa ingenuidad busca que el autor se libere de la responsabilidad al generar polarización en el público.
Con la excusa "es mi opinión" se está promoviendo, a veces de forma intencionada, la polarización. ¿Por qué harían esto?, podría ser una pregunta que nos hagamos y responde a dos grandes motivos:
El posicionamiento de una ideología en torno a la educación canina.
Se generan más interacciones con el contenido que posiciona mejor la cuenta en las redes sociales.
Cuando el verdadero motivo es "educar" no se busca la polarización de los grupos, sino que se fomenta el entendimiento y el pensamiento crítico.
Lamentablemente, algunos educadores con conocimiento o asesorados en comunicación social, usan estas estrategias de forma delibera para impulsar su agenda política.
Aprendamos a ver más allá de los contenidos y comentarios en las redes sociales.
Revisemos cada publicación con un ojo crítico y analítico.
No saldremos de la ignorancia siguiendo a una(s) persona(s) que cree(n) saber la verdad, sino a través del desarrollo cognitivo de todos los usuarios.
Aprendamos a pensar por nuestra propia cuenta y a llegar nuestras propias opiniones y conclusiones.
Esto debería ser el norte de todos los que realmente educamos.
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